En la sección de tecnología del miércoles hablamos de “Ciudades Inteligentes” y de los proyectos relacionados en Aragón sobre Smart Cities con Fernando Tomás Casado, Coordinador Grupo Smart Cities en la firma aragonesa IDOM.
Si bien se lleva mucho tiempo ya trabajando con este concepto de las ciudades inteligentes, las tecnologías van evolucionando y quizá los paradigmas también; ya hay muchas cosas que se van haciendo, ya hay ciudades inteligentes o ciudades que facilitan la vida al usuario y en cuestiones de movilidad inteligente, en ese tipo de cosas poco orientadas a la sostenibilidad, a la eficiencia energética, hay muchas cosas que ya se están haciendo y muchas más que se van a poder hacer en el futuro.
Fernando Tomas, coordinador del grupo Smart City en esa firma aragonesa IDOM comenzaba aclarando una cuestión inicial sobre que son las ciudades inteligentes o las smart cities, porque las llamamos así.
Normalmente cuando hablamos de inteligencia solemos hablar de tecnologías de la información y las comunicaciones, no de la capacidad para enterarnos del contexto que tenemos, qué datos se generan a nuestro alrededor. Por un lado, esa capacidad y por otro, capacidad de interpretar qué es lo qué es lo que está pasando para poder actuar en consecuencia. Llevando esto al mundo de las ciudades, pues diríamos que una ciudad inteligente es aquella que sabe gestionar los datos que produce en el día a día. Pues para para mejorar los servicios que tiene la propia ciudad, la recogida de basuras, la seguridad, el alumbrado público, todos estos servicios. Pero, además, los datos a veces nos hacen encontrar información añadida y novedosa que nos permite mejorar otras cosas, que le saca partido a todo ese día a día que ya de por sí tiene una ciudad que funciona.
Algunas ciudades ya lo están haciendo, por no decir todas, ya que muchas de estas cosas ya están funcionando. En una parada de autobús, ya nos hemos acostumbrado a que nos digan cuántos minutos faltan para venir, el tranvía…. todo este tipo de sistemas de información, que llamamos verticales, por cada uno de los servicios, ya están funcionando, queda un poquito más de trabajo en la manera de integrarlo todo, para poder hacer algo más, más conjunto, compacto y que mejore todo el funcionamiento de la ciudad.
En pequeña escala podemos pensar como lo tenemos en casa con los termostatos de la calefacción, el aire acondicionado… al final se trata de extender más o menos el mismo concepto a toda la complejidad que tiene la ciudad.
Todos recordamos el proyecto de milla digital en Zaragoza. Hace años empezó antes de que se estableciera el concepto de smart cities, lo inventaron entre Microsoft e IBM hace unos 10 años; aquí ya estábamos hablando de ciudades sensibles, de innovación, de ciudades que tuvieran un gran impulso tecnológico, era muy ambicioso, nos permitió tener contacto con otras ciudades y con otros técnicos y con y con centros de conocimiento como el MIT y gente de primer orden para ver por dónde podían ir las tendencias. Finalmente, el tema económico, las crisis y demás factores externos hicieron que no fuera tan espectacular como se había planteado; aun así seguimos estando a la cabeza, en Zaragoza y en el resto de los de los entornos en Aragón; no nos podemos olvidar de Teruel, que tiene su plan director de Smart City, que es el primer paso para para hacer estas estas actuaciones, saber qué se quiere hacer y en qué ámbitos.
Nos basta con echar la vista hacia atrás y ver la capacidad del móvil que tenemos ahora en el bolsillo. Con la que teníamos hace diez años, o coches conectados, todos los que se venden a día de hoy tienen la llamada de seguridad y a partir de ahí las distintas marcas te ofrecen servicios de monitorización y todas las cosas que hemos incorporado de una manera natural.
En estos diez años ha habido un cambio importante para las ciudades inteligentes, que es el móvil. La diferencia es que antes el móvil servía para hablar y ahora el móvil ya no se permite estar permanentemente conectados y eso significa que aportas información a esa ciudad. La ciudad ya no es una comunicación unidireccional hacia el usuario, sino que el usuario también va a mandar información, con lo cual va a hacer que la ciudad pueda ser más inteligente.
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