“La vida es lo que ocurre mientras no tenemos el móvil en las manos” decía hace unos días Enrique Bunbury, y es que vivimos en una sociedad hiperconectada en la que es complicado desconectar de nuestros teléfonos móviles, unos dispositivos de los que cuesta alejarse, aunque la reciente polémica por la retirada del iPhone 12 ha abierto un debate sobre los límites de exposición a la radiación de los teléfonos móviles.
La Agencia Nacional de Frecuencias de Francia (ANFR) ha exigido a Apple que retire temporalmente el iPhone 12 del mercado francés porque sus emisiones de ondas de radiofrecuencia exceden los límites establecidos por la normativa europea.
Apple ha defendido su producto, alegando que los niveles de radiación emitidos por el iPhone 12 son seguros.
La polémica ha llegado a otros países europeos, como España, donde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha exigido la retirada del iPhone 12 de las tiendas.
Nuestro Decano, Javier Mateo, explicaba en Aragón Radio que las mediciones de ha realizado la ANFR respecto al IPhone12 superan el SAR (specific absorption rate) que es una tasa de absorción específica, en muy poco a la permitida, cuando el dispositivo está en contacto con la piel, pero esta radiación se reduce cuando se aleja de la piel a más de 5 centímetros, estando ya por debajo de la permitida.
Explicaba también, tranquilizando así a todos los afectados que puedan disponer de este modelo de teléfono, que los móviles emiten unas radiaciones electromagnéticas que no son ionizantes, que, aunque el efecto que producen es un aumento de temperatura a la zona cercana a la radiación, que no tienen energía suficiente para modificar la estructura de las células. Una radiación ionizante como podrían ser los rayos ultravioletas o los rayos X, sí que tienen suficiente energía para modificar la estructura de las células.
Ante todo, ha querido transmitir cautela y quedamos a la espera de ver en que queda en recurso presentado por Apple con sus estudios.
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